jueves, 17 de enero de 2013

Pura anarquía.

La vida me hizo tres regalos muy acertadamente: soy un desordenado militante, pesimista y tengo un irritante talento para cambiar de opinión más que de calcetines.

Cualquiera que me conozca algo, sobre todo profesores y compañeros, conocen mi proverbial desorganización e intentan inúltimente corregirla, debe ser que les sobra tiempo. Ha habido grandes desordenados en la historia a los que le debemos mucho; nadie le reprochaba a Picasso el desorden en sus cuadros ni mucho menos a Einstein y son admirados por muchos. No son muchos en cambio los que aprecian el desastre de mi armario. Aún así seguiré intentando con perseverancia que alguien lo aprecie.

Mi pesimismo tampoco es despreciable. Más de un amigo ha sido víctima de él antes y después de un examen, viéndose obligado a escuchar mis interminables presagios, dignos de deprimir al más feliz de los humoristas. Por ello, llevo toda la vida escuchando comentarios como "no te preocupes, hay que ser siempre positivo, vivirás más y mejor". Puede que tengan razón en eso, pero, dentro de cada defecto hay ventajas: siendo pesimista la vida te suele dar más de lo que esperabas, afrontas antes los problemas, te preparas para evitarlos, dejas de crearte falsas esperanzas y ganas alguna que otra apuesta.

Por último, llegamos al defecto que  más quiero cambiar. Todo el mundo tiene una serie de principios máximos que, por honor y lealtad, nunca cambiarán, algo a lo que siempre se aferran para afrontar la vida que les ayuda a discernir lo bueno de lo malo. Bien, yo debo tener un error de fabricación que me lleva a pensar que la mayoría de posturas tienen algo de razonable y al darles la vueltas voy saltando de una a otra sin ningún remordimiento provocando que pueda parecer "incoherente";  mantengo intactactas mis convicciones personales,  pero estoy dispuesto a cambiarlas por algo que sea más cercano a la verdad y esta es la gran ventaja.

Pedro L.




martes, 15 de enero de 2013

Ser humano.

El hombre es capaz de lo mejor y lo peor.

Construye las armas que lo matan y las drogas que le atan. Es capaz de amar y de empuñar un rifle, de torturar y abrazar, de ofender y perdonar. Por bondad cuida al enfermo y por maldad roba al indefenso.

Todos nacemos buenos por naturaleza,  pero también capaces de odiar profundamente y traicionar por pura ambición. La peor persona puede cambiar, en eso está lo genuinamente bello de ser persona. Lo cierto es que no sé en quién vale la pena confiar, pero sé que vale la pena.

"el amor es la vacuna de la vanidad" - Hebbel

Pedro L.

jueves, 10 de enero de 2013

Uniformes.

Desde que nacemos, nos acostumbran a llevar una serie de uniformes(en el colegio,en el trabajo), pero no son esos uniformes de los que voy a hablar ahora sino del que llevaremos siempre: el de "lo correcto" que la sociedad decide sin preguntarnos.

Dentro de cada círculo social, se crean una serie de pautas a seguir con la máxima precisión para poder ser considerado "normal". Debemos hablar,vestir y pensar de una manera para ser mejores; no se tiene en cuenta quién eres. Cuando hemos empezado a madurar y buscamos nuestra propia identidad se suele cambiar este grupo social, de forma que aceptamos otras normas que no necesitamos para nada, demostrando que la estupidez humana es algo impresionante. Esto lo vemos cada día al fijarnos en los grupos de personas, maniquís hechos en fábrica que la sociedad quiere que seamos.

Es hora de aflojarse la corbata y pensar por ti mismo.

Pedro L.


Bienvenidos

Bienvenidos al país donde el día del trabajador se celebra sin trabajar, la nación de la huelga,el de la siesta y el del conformismo. Es cierto que tenemos problemillas pero aquí lo importante es ver el fútbol y no darle vueltas a nada más que al balón de oro o a la cantada del portero. Es un sitio donde se deja lo que no te apetece para mañana a menos que ese día haya partido. Un paraíso para el vago y el político corrupto, que además tienen el privilegio de sentirse orgullosos de ello. De todas formas, aún nos queda el sueño español de ser funcionario o sindicalista para tal vez algún día acertar en la lotería o que nos caiga una herencia.Aún hay esperanza para nuestro desastre.

Nunca entenderé nuestra fama de vagos fiesteros,en fin, esta vida es más rara que el traje de un torero.

Pedro L.